La historia esta plagada de personas que han contribuido, dentro del ámbito que les ha tocado, a hacer grandes contribuciones en diversas áreas gracias a su talento innato. No obstante, no siempre han obtenido el reconocimiento que merecían. Es más, en muchos casos han visto como todo el mérito de su trabajo se lo han llevado otros. En la música podemos encontrar muchos casos.
En anteriores posts hemos hablado de grupos de música referentes del estilo definido como rock progresivo. Hoy es el turno de uno de los más icónicos de este género. Hablamos de “The Alan Parsons Project”.
The Alan Parsons Project cuenta con diez álbumes de estudio (más uno del que reniegan y con razón, “The Silician Defense” del que hablaremos si disponemos de tiempo y consideramos que merece la pena). De estos diez álbumes el más reconocido es el que nos ocupa hoy: Eye in the Sky (1982).
Pero antes de hablar de Eye in the Sky tenemos que recordar quienes eran The Alan Parsons Project para entender sus discos y porque el redactor ha empezado este post de la forma que lo ha hecho.The Alan Parsons Project surge de la colaboración del ingeniero de sonido Alan Parsons y el compositor, músico, cantante y productor Eric Woolfson. Probablemente, Alan Parsons no precise de muchas presentaciones ya que se hizo famoso por su trabajo en los álbum de Pink Floyd “The Dark Side of the Moon” y en «Abbey Road” de los Beatles entre otros proyectos. Eric Woolsfon inicio su carrera en la música acompañando al piano, componiendo temas para otros o produciendo diversos proyectos. Estos trabajos gozaron de cierta popularidad y éxito, pero evidentemente, fueron los interpretes los que disfrutaron de ello.
Así pues, cuando el destino quiso que durante un almuerzo en los estudios de Abbey Road conociera al entonces popular Alan Parsons, viera la oportunidad de proponerle un trabajo conjunto que desde hacía tiempo le rondaba por la cabeza. Eric era un entusiasta de los musicales y pensaba que la música podía girar en varios discos entorno a un tema central amparándose en las posibilidades que ofrecía el rock sinfónico/progresivo.
De esta forma, contaríamos con unos discos cuyos temas estaban relacionados con una determinada temática central. Cada uno podía estar interpretado por distintos cantantes y no uno solo en función de la voz que se considerara más apropiada. Esto podía favorecer dar a conocer artistas con talento y buena voz, pero que no habían tenido la oportunidad de llegar a ser conocidos así como otros ya consolidados. Lo mismo se puede decir del resto de músicos que intervendrían en los discos así que, en cierta forma, este proyecto procedería en cierta forma a modo de productora (si bien es cierto que, al final, The Alan Parsons Project solía recurrir a los mismos músicos y a un grupo de cantantes asiduos, se puede decir que estaban abiertos a nuevas incorporaciones).
La mente de Eric Woolfson ya había estado trabajando en esta idea, un disco conceptual sobre la obra de Edgar Allan Poe (uno de los héroes de Eric). Cuando le explicó a Alan Parsons este “proyecto” se mostró entusiasmado ya que le abría un mayor protagonismo dentro del panorama musical: no se trataba de trabajar para otros, esta vez ellos serían los responsables de sus propios discos. Puede parecer que un álbum con semejante temática es un despropósito, pero tenemos que recordar que estamos en 1975 y en el panorama musical había sitio para un disco de estas características, sobre todo, si era de Alan Parsons.
Así pues, solo faltaba ponerse en marcha y buscar un nombre al grupo. Es aquí donde probablemente Eric Woolfson cometió uno de los mayores errores de su carrera.
Lo normal habría sido que la nueva formación se llamara “The Alan Parsons/Eric Woolfson Project” pero tal vez resultara demasiado largo y raro (de hecho el nombre original resulta intrigante) así que ambos, y en esto hay que reconocer que Alan Parsons no coacciono a Eric para nada, decidieron que el nombre final sería “The Alan Parsons Project” ya que imagino, Eric pensaría en aprovechar la recientemente bien adquirida fama y buena reputación de Alan para promocionar y asegurar algo de éxito al nuevo grupo. Además, la discográfica (Arista) exigió como condición que en el nombre del grupo figurase Alan Parsons.
Y funciono. “Tales of Mystery and Imagination” (1976) fue un éxito y la crítica lo aceptó muy bien.
A este trabajo le siguieron “I Robot” (1975, centrado en la novela de Isaac Asimov), “Pyramid” (1978, sobre la popularidad de la pirámides y sus supuestas propiedades), “Eve” (1979, sobre el mundo femenino), “The Turn of a Friendly Card” (1980, sobre los cambios y ciclos de la suerte en la vida), Eye in the Sky (1982, sobre la inquietud de estar constantemente vigilados pese a sea por nuestra seguridad), “Ammonia Avenue” (1984, sobre la necesidad de un equilibrio entre el desarrollo de la industria y la tecnología con la sociedad), “Vulture Culture” (1985, sobre devenir cíclico de la vida), “Stereotomy” (1985, título sacado de una obra de Edgar Allan Poe) y “Gaudí” (1987, sobre la vida y obra del arquitecto catalán).
Falta “The Sicilian Defense”. Si no fijamos, podemos ver que salían a 1/2 años por disco, pero la discográfica exigía en 1979 un álbum nuevo pese a que el grupo estaba agotado después de cuatro discos seguidos. A modo de venganza, Alan Parsons y Eric Woolfson se recluyen durante un fin de semana y componen en dos días un disco deleznable del que cabe destacar la espantosa música electrónica de Alan Parsons y un tema melancólico a piano con ligeras variaciones que se repite a trozos por parte de Eric. Evidentemente a Arista les pareció “impublicable” pero no podían decir que no habían presentado el disco. No transcendió su existencia hasta hace poco y el mismo Alan Parsons llegó a decir que ojalá no se supiera jamás de su existencia.
Con excepción de este último disco todos los demás están compuestos por Eric Woolfson basándose en viajes y experiencias suyas. En los créditos de cada álbum se cita “compuesto y producido por Alan Parsons y Eric Woolfson», pero cualquier seguidor del grupo sabe que el verdadero compositor era Eric y Alan se encargaba de los arreglos, comentar modificaciones en los temas o directamente, desecharlos porque no le gustaba la canción que había compuesto Eric, como paso con «Eye in the Sky», un tema que repugnaba profundamente a Alan Parsons y al que solo transigió por la constante insistencia de Eric Woolfson.Es la canción más popular de grupo. Personalmente, considero que el álbum “Eye in the Sky” es el más equilibrado de todos; aparece en el mejor momento y éxito de “The Alan Parsons Project” si bien es cierto que los mejores álbumes son los primeros y a medida avanzamos en el tiempo, se vuelven espantosamente más comerciales. Con todo, otros temas pertenecientes al resto gozan de una gran popularidad, podríamos citar algunos memorables y muy conocidos en su día, pero nos extenderíamos demasiado.
Tras “Gaudí” Eric Woolfson empezó a darse cuenta de que, pese a que compartía éxito y dinero con Alan Parsons, todo el mundo reconocía al grupo por este último y el jugaba un papel de segundón que, si tenemos que hacer caso a sus propias palabras, asumió de buen grado. Sin embargo, si nos fijamos en algunas de las letras de sus canciones (Limelight o The Golden Key, esta última también desechada por Alan Parsons) se percibe un evidente descontento y pesar por como la fama no incidió de igual manera en su persona.
Así que tras “Gaudí” empezó a trabajar en el que sería el undécimo disco de Alan Parsons Project: “Freudiana” (1990), una ópera rock sobre la vida y obra del psicoanalista Sigmud Freud. Tras tres años de trabajo, Eric pensaba imponer sus propias reglas. Por decreto de Alan Parsons, el grupo no daba conciertos y Eric insistió en que el álbum debía ser presentado en teatros como si un musical se tratase.
Esto derivo en una agria discusión entre Alan Parsons y Erick Woolfson que no ha llegado a transcender, pero no es difícil de imaginar. Probablemente, Erick echó por cara a Alan que el compositor era el y por lo tanto, tenía el derecho de las canciones en su totalidad, a lo que Alan contestaría que quien se creía que era y que si un disco como ese tenía cabida en el mercado ( y ya puestos los anteriores) era gracias a su reputación (todo esto es una especulación del redactor). La discusión terminó con Alan abandonando el proyecto, cosa que Eric esperaba pues ya se había buscado un productor con experiencia en musicales (Brian Brolly, conocido por otras producciones como Cats o El Fantasma de la Ópera). De esta forma, el disco ya no pertenecía a “The Alan Parsons Project” siendo Eric Woolfson el máximo responsable.
El álbum contó con una tibia acogida (la distribuidora en España, horrorizada al ver que en disco no tenía el referente de Alan Parsons Project se apresuro a pegar unas espantosas pegatinas en la portada en la que se leía “el nuevo disco de Alan Parson Project” para intentar vender algo). Sin embargo, la presentación de la ópera rock si tubo éxito dado que tanto Eric Woolfson como Brian Brolly hicieron una especie de estudio de mercado orientando el álbum hacia el mercado alemán, que veía con buenos ojos este tipo de musicales.
Con todo, Eric cometió un segundo error garrafal al dar parte de los derechos explotación a Brian Brolly, así que una vez más vio como su trabajo se escapaba de sus manos. El asunto acabó en los tribunales, pero lo firmado es lo firmado y Eric perdió el juicio, lo que supuso unos costes que le llevaron directamente a la bancarrota y probablemente, a enfermar.
Por su parte, Alan Parsons inició una carrera en solitario sin pena ni gloría. Todos sus discos carecían del talento de Eric para componer. Contra todo pronóstico inició una gira (tal vez por venganza) con bastante éxito. Eric también hizo una serie de musicales con las canciones de “The Alan Parsons Project” siempre enfocados en este formato de musicales que si bien no transcendieron por razones obvias, al menos le ayudarían económicamente.
El dos de diciembre de 2009, de madrugada, fallecía tras una larga lucha contra el cáncer. Con el tiempo, creo que Alan Parsons lamentó su distanciamiento con Eric Woolfson y lo mismo se puede decir de este último. Cada año Alan recuerda el cumpleaños y la fecha de la muerte de Eric en su página de Facebook y esto le honra. No se le puede acusar de aprovecharse de Eric porque no lo hizo, al contrario, durante el éxito de Alan Parsons Project siempre recalcó su trabajo y su importancia en The Alan Parsons Project, pero es cierto que mientras fue alguien en el mundo de la música su ego fue un tanto alto en ocasiones. Ahora, desde la perspectiva de quien ya vive prácticamente del recuerdo, tiene que empezar todos sus conciertos con la canción que en su día tanto despreciaba y fue su mayor éxito sin haberla compuesto (ni esa, ni el resto).
El tiempo pone a cada cual en su sitio y, si bien Alan Parsons ya no es conocido, aquellos que conocen la historia de este grupo no olvidan aquel a quién verdaderamente corresponde gran parte del mérito de unas canciones que marcaron toda una década dentro de su genero y estilo.
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