Ni que decir tiene que conciliar el sueño de noche es muy importante para que al día siguiente nuestro rendimiento sea optimo, física y psicológicamente. Al margen de los quebraderos de cabeza que nos podamos llevar a la cama, también es posible que nos durmamos y nos levantemos hechos polvo. En esos momento, pese a haber dormido toda la noche pensamos ¿por qué estoy así?. Bien, muchos especialistas en el descanso nos van a recomendar cambiar de colchón y seguramente andarán en lo cierto porque no somos conscientes de que estos con el tiempo y el uso también se desgastan. Pero un buen colchón cuesta un buen dinero, así que tenemos la opción de salir del paso con un Topper.
Ya hemos hablado de los topper y si eres seguidor/a del blog ya sabrás de que estamos hablando, pero si se da el caso de que es la primera vez que oyes hablar de ello te lo recordamos brevemente. Los topeers son unos «colchones» más finos que se colocan encima del que ya tenemos, sea nuevo o viejuno, y su finalidad es la de proteger al colchón de nuestro peso y movimientos. Esto no significa que estemos hablando de un producto exento de calidades ya que muchos dirán «si me compro un buen colchón, pero le meto encima un topper pues como que no me beneficio de las ventajas del primero». Es un pensamiento razonable, pero hay que tener en cuenta que un buen colchón ya supone una buena base de descanso y los toppers se fabrican con unas calidades que los hacen muy cómodos.
Por ejemplo, aquí tenemos uno de la casa Bedsure fabricado en espuma viscoelástica hipoalergénica y transpirable. Con sus seis centímetros de grosor, se adapta a nuestra fisonomía de forma que la amortiguación sea optima. En definitiva, alarga la vida de tu colchón, corrige las anomalías del que tengas y es muy cómodo.
Gráfica aproximada de evolución de precios:
